sábado, 28 de enero de 2017

¿Por qué México tendría que pagar el muro en la frontera?


Mucha gente argumenta, con total lógica, que si quien necesita poner un muro para impedir la llegada de inmigrantes es Estados Unidos, pues este país es quien tiene que asumir los costos. 
Un ejemplo contundente, es el que establece que si un vecino todos los días se mete en el patio de tu casa, para cortar algunas de las rosas que allí tienes sembradas, y que tú vendes como parte de tu manera de obtener ingresos, tienes el derecho de levantar un muro para que no entre. Pero a nadie se le ocurriría pedirle al vecino que asuma el costo. 
Hasta aquí, la lógica se impone, pero vayamos más allá. Si ese vecino no se llevaba tus rosas para ponerlas en su casa, ni regalarlas, sino que descubres que las vendía, sacando ganancias a costa de las tuyas, ese vecino no solo alteraba la tranquilidad de tu hogar, sino también la estabilidad de tu economía. Es entonces que tú decides dos cosas: exigirle que te pague por los daños económicos que te ha causado, para así sufragar los gastos de la construcción del muro, y decirle que si lo sorprendes entrando nuevamente en tu casa vas a tomar medidas drásticas.
Trasladando esta situación al escenario extremo, si ese vecino decide saltarse el muro para seguirse robando tus rosas, tú le disparas por invasión a tu propiedad, alegando que te amenazó con el cuchillo o las tijeras que traía para cortar las rosas y que sentiste que tu vida corría peligro. 
En la práctica, todos los individuos tienden a defender con uñas y dientes lo que es suyo, entonces, ¿por qué cuando se trata de Estados Unidos, queremos negarle esa posibilidad, si esa es la función principal de un estado como entidad nacional: defender al ciudadano y sus intereses con todos los instrumentos represivos que le son permitidos? 
Donald Trump ha entendido mejor que nadie la actual situación de la relación bilateral entre México y Estados Unidos. Ha entendido que los millones de mexicanos legales e ilegales que viven en Estados Unidos tienen, en su inmensa mayoría, una posición nacionalista antiestadounidense. Ha entendido que los mexicanos sacan, por concepción de remesas, 25,000 millones de dólares anuales. Ha entendido que Estados Unidos tiene un deficit comercial con México de 60,000 millones de dólares anuales. Ha entendido que los millones de mexicanos que se han convertido en estadounidenses representan una fuerza de inestabilidad política para la nación americana, porque tienden a defender los intereses de México por encima de los de Estados Unidos. Ha entendido que desde hace décadas Estados Unidos ha tenido una relación sociopolítica y comercial desventajosa con México, y que es hora de cobrarles. 
Estados Unidos debe comenzar a regular la industria de las remesas y comenzar a cobrar un arancel por cada dólar que cualquier extranjero envíe fuera de Estados Unidos en concepción de remesa. La industria de las remesas ha convertido a la inmigración en un negocio en extremo rentable, y Estados Unidos no se beneficia en nada. Es hora de que Estados Unidos saque beneficios de esta fuga de capitales.
De una u otra manera, México tendrá que pagar el muro que ayudará a detener el flujo de inmigrantes que ellos mismos estimulan. También Estados Unidos debería exigirle a las autoridades mexicanas que trabajen de su lado de la frontera para detener a todos aquellos que pretenden ingresar ilegalmente. En una frontera tan grande el control del flujo de ilegales tiene que ser responsabilidad de los dos lados. México es el único y legítimo responsable de cada ciudadano mexicano que muere en el desierto o en el río Bravo tratando de llegar a Estados Unidos, como también es responsable de cada gramo de droga que pasa a través de la frontera mexicana. Es hora de que Estados Unidos empiece a cobrar. Lo demás que se diga o se alegue en contra del muro o del derecho inalienable de Estados Unidos a protegerse de la inmigración ilegal, de la misma manera que lo hace México, es un acto de amoralidad.

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